SANTUARIO

LITURGIA


Nos enseñaron del miedo al cuerpo: al propio y al ajeno. Donde hubo “temor de dios” reptaba, encambio, el temor a la piel. Nos entrenaron para el asco, porque así permanecíamos a distancia decualquier fluido que amenazara con la corrupción de nuestro templo. Repetimos la palabra “perdón”hasta dejarla seca. Nos convencimos de que nadie podría saborear nuestra pulpa sin sentir vergüenza.Googleamos todas las formas de morir por culpa del placer.

Santuario es un refugio contra todo catecismo. Lo único prohibido es no poner el cuerpo, nodejarse atravesar. El repertorio de Patricio Maldonado que recoge este archivo, más que una colecciónfotográfica, es un ejercicio de repostería o alquimia: “Los fluidos que alguna vez temí se vuelvenparte de mí; los embarro en los cuerpos, los convierto en pastel”, declara el artista. Una nata molusca,entre leche y semen; un fango carmín, entre sangre y salsa; una melaza porosa, entre grasa y betún.Las imágenes antojan otros modos del tacto y conjuran otras formas de besar.

¿Hace cuánto tiempo que no te pierdes en una espalda?, me pregunta una fotografía. En losclaroscuros del blanco y negro afloran los relieves de la ternura. Los pliegues, las tetas, el vellohirsuto. La palabra “rodilla” se hace carne. En el juego de luces y sombras brota la vulnerabilidad, esacercanía con otros cuerpos a sabiendas de que, si lo desearan, podrían hacernos daño. Esa fina quietudconvoca, a través de la lente de Maldonado, otra liturgia.

“El cuerpo es una prisión o un dios. No hay término medio”, advierte el filósofo francés JeanLuc-Nancy. “O bien el medio es un picadillo, una anatomía, una figura desollada, y nada de eso hacecuerpo. El cuerpo es un cadáver o es glorioso”. En este recorrido afectivo se vale suspender el miedo,dejarlo en vilo. Amar al Cuerpo sobre todas las cosas. Tomar (si usted lo desea) el Nombre del Cuerpoen vano. Santificar las fiestas en nombre del Cuerpo. Honrar al Cuerpo Propio y al Cuerpo Ajeno.Está permitido ver, no sólo con los globos oculares, para reconocer qué se queda pegado a nosotresdespués de mirar estas imágenes con todo el cuerpo.

                                                                                                                                                          David Loría Araujo 

C de Cultura en colaboración con Galería Cromática presenta por primera vez en la Ciudad de México el trabajo del fotógrafo originario de Monterrey, Patricio Maldonado en una exposición que pone en entre dicho el concepto tradicional de masculinidad. 

Anclada en las exploraciones personales más íntimas, Santuario muestra el proceso de construcción de un espacio sagrado por parte de un artista queer que creció en una sociedad religiosa y conservadora. Las fotografías de la exposición revelan una constante tensión entre conceptos duales como lo profano frente a lo divino, lo personal frente a lo público, lo carnal frente a lo sensible y lo grotesco frente a lo pulcro. El resultado de este diálogo es una entrega poderosa, sugerente y sumamente fresca que traza nuevas rutas para entender el cuerpo y las sensibilidades masculinas.

La obra de Maldonado muestra un paisaje interior exótico en el cual desfilan una serie de cuerpos masculinos que encarnan una amplia gama de pulsiones eróticas y fetichistas. El desnudo de estos cuerpos queda plasmado en colores brillantes y texturas juguetonas, aunque también hay un espacio para la exploración sutil en la serie de fotografías en blanco y negro. Santuario es una celebración a los sentidos y el placer del cuerpo cuando reclama su libertad. 

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